David Bowie celebra su sesenta y nueve cumpleaños con la presentación de Blackstar, el vigésimo quinto álbum de su carrera, digno representante del Bowie más artístico y creativo, con el desgarro y la complejidad expresiva propios de sus mejores momentos. El disco tiene su segundo anticipo en esta canción, Lazarus, que vuelve a contar con el apoyo visual de un vídeo excepcional. En él da continuidad al rodado para la canción que da título al disco, presentada dos meses atrás, manteniendo la inquietante imagen de un David Bowie de rostro vendado y mirada ciega de ojos abotonados, que proclama con desconcierto la suprema la libertad de quien todo lo tiene perdido.
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