12/3/09

Midem 2009- Música e Internet: Compensación en vez de control. Algunos interrogantes...

A finales de enero se celebró en Cannes, Francia, Midem 2009, la Feria Internacional sobre música y tecnología. Mientras decae el negocio tradicional dedicado a la producción, lanzamiento, distribución y venta de los productos musicales, la música popular experimenta un notable apogeo social gracias al desarrollo tecnológico que permite la autoedición y el lanzamiento propio a través de las redes sociales; la demanda musical crece y florecen nuevos negocios vinculados a Internet en el que los productos musicales y ausiovisuales en general juegan un papel determinante como reclamo para el consumidor. En este evento se debatió sobre el futuro de la industria discográfica y su necesaria adaptación a este contexto. Frente a la tradicional postura que demanda la lucha sin cuartel por el control de los derechos sobre el producto mediante la persecución legal de los internautas que comparten archivos, o la imposición de tasas preventivas, parece abrirse espacio la ya vieja idea de buscar nuevos mecanismos de colaboración entre el negocio musical y el de Internet.
En su intervención "Compensación, no control" Gerd Leonhard, representante de esta nueva tendencia, propone una nueva regulación jurídica que establezca una licencia colectiva por el uso de la música en la red, tal como ocurre en la radio, que permitiría a la industria musical y a los artistas tener acceso a una parte de los beneficios generados en el negocio de Internet. Desde el nacimiento de Napster y el de los programas de intercambio P2P , los beneficios por venta de copias de productos musicales no han dejado de caer. La industria, centrada en el control de la música on line, a pesar de las múltiples querellas emprendidas y de su campaña para que los consumidores sigan comprando discos, no ha logrado el propósito de contener la debacle. Gerd Leonhard piensa que el negocio de la música no puede ir contracorriente, sino subirse a la ola y beneficiarse de este nuevo escenario, aliándose con aquellos medios que en la actualidad dan cabida al mundo musical en el contexto de Internet. Las discográficas proporcionarían material previo pago de una licencia establecida por su uso y el internauta tendría acceso a los contenidos mediante tarifas planas por el uso de servicios de Internet.
Aunque de un modo u otro es siempre el consumidor el que lo acaba pagando todo, y a más para repartir el coste se incrementa, la nueva tendencia parece situarse en una posición más razonable que la que busca la persecución legal y moral de los internautas: el valor creciente de los nuevos medios, cuyos ingresos no dejan de incrementarse, debe repercutir positivamente en el de la industria musical. Si la nueva tecnología permite el acceso global a los productos audiovisuales, es preferible rentabilizar esta situación favorable en vez de intentar impedir los mecanismos de copia.
No puede negarse que toda actividad económica se debe a una regulación, y que igual que se cobran los servicios, toda empresa debe cotizar y pagar por los recursos que comercializa. El negocio organizado en torno a los servicios de Internet y sus millonarios dividendos no pueden quedar al margen. Sin embargo, este análisis deja de lado la espinosa cuestión de la diversidad de intereses entre los creadores musicales y la industria en cuyo seno su actividad se comercializa, suponiendo que en este ámbito, y a pesar de la revolución tecnológica, todo habrá de permanecer igual: la música en manos de las compañías tradicionales, gestores de las listas de éxitos y los royalties que generan .
Aún reconociendo inmensos beneficios en el mundo de la telecomunicación, además de los mecanismos de recaudación ya existentes: publicidad (que además de sufrir pagamos en nuestras compras), tasa sobre los aparatos, etc, añade para la música el nuevo pero ya bien conocido concepto de tarifa plana, otra más que habría que añadir a la de Internet, la del teléfono y que por no apabullar une en un paquete a la de Tv y Radio... esta tarifa conllevaría un servicio que difícilmente satisfaría al melómano salvo en el imposible caso de un absoluto monopolio empresarial sobre la producción musical y la oferta de un acceso sin límites.
Por otro lado recurre al ejemplo de la radio, lo que nos conduce a un escenario mediático característico de una situación anterior, un sistema de comunicación donde no emite quien quiere, sino quien cuenta con recursos económicos para pagar la licencia, al margen de su intención lucrativa o no, todo ello dentro de un esquema de comunicación vertical emisor - receptor. Llevado su modelo a Internet, donde hasta hoy se comparte libremente información a partir de enlaces a los recursos localizados en la red, habría que ver hasta qué punto la aplicación de dicha licencia acabaría afectando a la actividad de aquellos que intercambian información al margen del mercado, y si un modelo de regulación comercial con amparo estatal determinaría los criterios para la publicación en Internet desde el supuesto de que todo es negocio. ¿Sería la escusa para que una industria musical fortalecida y sin competencia recondujera esta actividad hacia sus propios intereses?.
He aquí la conferencia de Gerd Leonhard:

While revenues for music sales fall since files sharing started on the Internet, cultural consumption rises and its value is going up. Gerd Leonhard, in his speech "Compensation, no control" at Midem Net 2009 thinks that the way for the Music Industry is not going on controlling music online and forcing people into buying copies, but looking for compensation via a new collective license for music to share revenues of its use in a context of flats rates for users.
It seems to be more effective to get profits than suing music downloaders, but his view prompts some questions related to extending the vertical Radio model and its requirement of license to the web of the Internet, the roll of traditional labels in this new technological prospect, the need of another flat rate to get a valuable service, the risks of mainly commercial regulations to the Internet, etc.




No hay comentarios:

Publicar un comentario