Con sus precisas dosis de shoegaze y dreampop, el disco de los barceloneses Odio Paris ha supuesto todo un acontecimiento para los amantes de la intensidad sonora y emocional de grupos como My Bloody Valentine, Jesus and Mary Chain, Los Planetas o, más recientemente, The Pains of Being Pure at Heart. Y por fin tenemos de ellos el primer vídeo elaborado propiamente como tal, el realizado para una de los grandes temas de su disco debut: Uno de noviembre, un vídeo que los consolida y nos recuerda de nuevo que nos encontramos ante una de las grandes bandas del panorama nacional.
Con su combinación entre expresivas escenas de soledad, melancolía y desgarro con otras que muestran la felicidad ajena en compañía, el vídeo de Alberto Saguar es el complemento perfecto para el reflejo de ese estado agridulce en el que se sostiene Uno de noviembre: punto de inflexión en el que se unen la melancolía, un toque de despecho y el arranque hacia un nuevo horizonte. Todo un desgarro emocional construido musicalmente mediante una espesa textura de guitarras eléctricas sobre la que se abre paso el sonido melódico de los teclados, las cuerdas de guitarra y una vocalización afligida a la vez que decidida y vital con un texto construido a base de grandes titulares como “Me he metido veinte rayas de realidad, me he dado cuenta de que nadie va a parar”.
Con su combinación entre expresivas escenas de soledad, melancolía y desgarro con otras que muestran la felicidad ajena en compañía, el vídeo de Alberto Saguar es el complemento perfecto para el reflejo de ese estado agridulce en el que se sostiene Uno de noviembre: punto de inflexión en el que se unen la melancolía, un toque de despecho y el arranque hacia un nuevo horizonte. Todo un desgarro emocional construido musicalmente mediante una espesa textura de guitarras eléctricas sobre la que se abre paso el sonido melódico de los teclados, las cuerdas de guitarra y una vocalización afligida a la vez que decidida y vital con un texto construido a base de grandes titulares como “Me he metido veinte rayas de realidad, me he dado cuenta de que nadie va a parar”.
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