"Mira a tu alrededor cuando bajes, porque nunca vas a sentirte tan alto como cuando te ocultaste ente sus brazos y el cielo y el mundo se quedaron dormidos.
Y es inútil decir lo mucho que eso mata, cuando el solo pensamiento en su nombre produce aún el mismo daño que el de una mano tendida al fuego.
Ella ha sido el corazón de tu corazón roto, el fallo en tu error, y no importa lo que tomes, no la vas a olvidar nunca. Ella ha sido el desgarro en la tormenta, la promesa por la que hubieras hecho un juramento. Y no importa lo que digas, porque nunca volverá.
Pasa una ambulancia y te preguntas por qué nunca para cuando tú la quieres, nunca para cuando necesitas que te lleve.
Y tus amigos no entienden por qué te ocurre que el mundo podría acabarse y tú no te sentirías peor que con esto. Cada pensamiento en su mirada, como el cielo frío de California.
Y no importa lo que reces, porque nunca conseguirás quitarte el dolor. Y estaría mal incluso aunque ella se quedase, porque aunque se quede tú sabes que ya se ha ido".