Aunque el verano ha terminado, el sello independiente francés Akuphone, en colaboración con el Cambodian Vintage Music Archive, nos ofrece un impagable viaje en el espacio y el tiempo: a la Camboya de finales de los años sesenta y comienzos de los setenta, un país que vivió una época de esplendor musical en la que el pop y el rock, a menudo con tintes psicodélicos, se fundieron con la tradición jemer y esos aromas orientales que, desde la lejanía, nos resultan tan exóticos y fascinantes.
El recopilatorio rescata grabaciones poco conocidas de So Savoeun, una vocalista que destacó por su impresionante voz afilada y expansiva, con una amplia tesitura que desplegaba todo su poderío en las notas más altas, allí donde la música tradicional asiática suele expresar las emociones más intensas.
Lamentablemente, fue un brillo fugaz en un contexto de guerra e inestabilidad que terminó por apagarse con rudeza tras la revolución de los Jemeres Rojos y la caída de Phnom Penh en 1975, en un proceso trágico en el que se estima que murieron entre 1,5 y 2 millones de personas —la cuarta parte de la población— por ejecuciones, hambre y trabajos forzados. La música moderna fue considerada decadente y perseguida; muchas grabaciones fueron destruidas y numerosos artistas, asesinados o forzados al exilio. Fue el caso, según algunas fuentes, de la propia So Savoeun, que se trasladó primero a Tailandia antes de exiliarse definitivamente en Francia.
Aunque se prohibieron las expresiones musicales modernas y se destruyó buena parte de los archivos sonoros, hoy tenemos la posibilidad de escuchar algunos de los sonidos que sobrevivieron a aquella tragedia. Como estos catorce cortes de The Golden Voice of Phnom Penh, 1962–1974, de So Savoeun: una voz que sigue resonando desde el exilio, como testimonio de una Camboya que soñaba, cantaba y se abría al mundo.

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