
Llega por fin la más que esperada implementación de la opción sin pérdida en Spotify: Spotify Lossless. Una mejora reclamada desde hace años por los suscriptores de Spotify Premium, que veían cómo la promesa se retrasaba mientras sufrían incluso subidas de precio sin que llegara la anunciada mejora. Durante este tiempo, la plataforma ha quedado por detrás de competidores como Tidal, Apple Music, Amazon Music Unlimited, Qobuz y Deezer, que ya ofrecían sistemas lossless en distintos formatos.
La gran ventaja de Spotify ha sido siempre su excelente catálogo, pero en los últimos tiempos ha recibido críticas de suscriptores y músicos que han decidido abandonar la plataforma por distintos motivos: no solo por la calidad de audio inferior frente a la competencia, sino también por las bajas regalías a los artistas —especialmente a los independientes—, el uso de inteligencia artificial en la generación de música fraudulenta y decisiones empresariales controvertidas como la inversión de su CEO en tecnología militar.
La puesta en marcha del formato sin pérdida es, en este momento, una apuesta decidida por mantener a la compañía en la primera línea de la música en streaming. Sin embargo, las primeras impresiones dejan un sabor agridulce y posturas enfrentadas en cuanto a la calidad del resultado. Ya con su presentación previa en países como Estados Unidos, conocemos análisis que invitan a la cautela respecto a la esperada mejora de sonido.
Afortunadamente, un aspecto que se ha incorporado rápidamente a la plataforma es la información concreta sobre la calidad de audio del tema que se está reproduciendo: formato, tasa de bits y frecuencia de muestreo en tiempo real. Conviene tener en cuenta que estos parámetros varían de un archivo a otro, ya que Spotify no recibe directamente los másteres originales de los sellos, sino versiones entregadas por distribuidores digitales, normalmente en WAV o FLAC, que a menudo ya vienen comprimidas, adaptadas para radio o con reducción de rango dinámico. La calidad final depende, por tanto, del archivo que el distribuidor suba, no del máster original de estudio.
Spotify Lossless utiliza FLAC a 24 bits / 44.1 kHz, unos parámetros más que suficientes para los estándares actuales de alta fidelidad. Sin embargo, teniendo en cuenta que estos requisitos no se aplican necesariamente en los procesos previos de grabación y masterización y, lo que es más sustancial para el caso, en el de entrega de pistas a Spotify, muchos técnicos advierten que este estándar puede amplificar defectos en másteres de rango dinámico inferior, revelando limitaciones antes disimuladas por la compresión con pérdida. Al reproducir grabaciones comprimidas o mal equilibradas, quedan al descubierto defectos de mezcla o saturación sonora, y los másteres con rango dinámico reducido pueden sonar agresivos en FLAC, sin la suavidad que ocasionalmente aportaba el Ogg Vorbis. Para entendernos, algo así como esas fotos borrosas o impresas en baja resolución que se pretenden mejorar reescalando mediante una inútil multiplicación de píxeles y la aplicación de filtros de enfoque, consiguiendo con ello tan solo acentuar con dureza los bordes y evidenciar las áreas planas y sin detalles del original.
En cuanto a la reproducción, la app para PC y smartphone ya incluye la opción sin pérdida, pero ni los altavoces ni las tarjetas de sonido integradas permiten apreciar realmente la diferencia. Para aprovechar el formato es necesario conectar un DAC externo vía USB en ordenador o smartphone, evitando las salidas analógicas estándar. Por Bluetooth, aunque se percibe una mejora, la señal se comprime salvo que tanto emisor como receptor soporten códecs avanzados como aptX Lossless o LDAC, lo que limita la experiencia en la mayoría de auriculares inalámbricos.
Respecto a la transmisión vía WiFi con Spotify Connect, surge otro aspecto polémico: no todos los dispositivos admiten el formato sin pérdida, pese a ser recientes o contar con capacidad técnica. El problema está en que Spotify Connect depende de actualizaciones de firmware y de acuerdos con fabricantes. Así, algunos equipos no reciben la señal FLAC, la compatibilidad no se activa automáticamente y no existe una lista oficial de dispositivos compatibles. Streamers tan valorados como el Zen de iFi quedan limitados a archivos comprimidos a 320 kbps, y tampoco Chromecast, incluso en modelos recientes, admite la transmisión sin pérdida. Donde sí podemos disfrutar del sonido integral es en el coche mediante Android Auto o Apple CarPlay, donde, salvo posibles excepciones, la ruta de audio y la integración permiten reproducir la señal con una mejora tangible de limpieza sonora y rango de frecuencias a cierto volumen.
Debe tenerse en cuenta que la configuración de la calidad de audio del PC o el smartphone es independiente de la del dispositivo al que este se conecte. En este caso vemos, por ejemplo, cómo de modo interno permite
Sin pérdida, pero baja a 320 Kbps,
Muy alta, cuando se reproduce a través de un Ifi streamer.
En conclusión, la llegada de Spotify Lossless es un paso adelante, pero queda por completar la mejora con algunos detalles. La concentración de archivos en una sola plataforma es una ventaja indudable para cualquier melómano, por más que disgusten algunas de sus prácticas y orientaciones. Por otro lado, las limitaciones técnicas en la reproducción y la fragmentación del ecosistema hacen que la promesa de audio sin pérdida se cumpla solo parcialmente. Para que esta mejora no quede en un simple reclamo publicitario, Spotify deberá acompañarla de mayor claridad informativa y de una política amplia de adaptación a dispositivos y sistemas de reproducción, evitando que muchos usuarios con equipos de alta gama queden injustificadamente fuera de juego.
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