14/1/24

Canción romántica: Dame veneno




Un estudio de psicología nos recuerda que no todo lo que nos gusta es saludable. Lo dirige McKell Jorgensen-Wells de la Universidad Brigham Young en Utah y está publicado en la revista Psychology of Music. Se adentra en la vertiente afectiva de la música popular y su notable impacto psicológico durante la adolescencia, una fase de significativo desarrollo emocional. Parte de que en esta etapa, las canciones consideradas románticas ejercen con frecuencia una poderosa atracción, llegando incluso a moldear la interpretación de las experiencias sentimentales y amorosas, hasta convertirse en ocasiones en la banda sonora de estas vivencias.

El estudio, titulado Love lies: A content analysis of romantic attachment style in popular music, El amor miente: Un análisis de contenido del estilo de apego romántico en la música popular; consiste en un análisis de cien temas seleccionados entre canciones de éxito comercial sobre relaciones amorosas o la sexualidad. Arroja resultados interesantes sobre el impacto psicológico de sus mensajes. Por ejemplo, el 86% de las canciones caracteriza un estilo de apego nocivo, siendo el 33% representativo del modelo evitativo, que busca distanciarse por miedo a la cercanía emocional. Además, el 28% refleja apego ansioso, caracterizado por la búsqueda constante de atención y necesidad, mientras que el 25% muestra apego temeroso, donde el deseo de vínculos estrechos se mezcla con el miedo y la desconfianza.

El trabajo aborda detalles relacionados con géneros musicales, edades y estados civiles de los autores, así como el grado de sexualización reflejado en las canciones. Por ejemplo, las canciones pop son menos propensas a ser evitativas, mientras que las de rap, hip hop y R&B tienden a ser menos ansiosas y más evasivas, reflejando un modelo de autosuficiencia.

Aunque analiza canciones en inglés, los resultados seguramente se podrían aplicar a la música en nuestro idioma, donde no faltan himnos como "Sin ti no soy nada", "Ya no quiero tu querer" u "Odio quiero más que indiferencia".

Es innegable que la industria musical se esfuerza por rentabilizar nuestras debilidades emocionales, forzando el dramatismo de situaciones que reflejan un paroxismo amatorio lleno de necesidades, miedos y situaciones dolorosas. Y eso vende. Sin embargo, no siempre es fácil discernir entre productos elaborados conscientemente para activar sentimientos dañinos y otros que son el resultado de expresiones creativas de emociones desgarradoras genuinas y sinceras.

Su intención última es educativa: fomentar la crítica hacia los mensajes y promover una visión positiva de las relaciones en el marco del apego seguro. Pero aunque la experiencia estética y el bienestar psicológico no tienen que ir necesariamente de la mano, es oportuno pensar que, en este mundo de bombardeo mediático, es clave procurar el desarrollo de una conciencia analítica y crítica con los mensajes que recibimos, especialmente con aquellos a los que somos más vulnerables debido a su notable carga emocional. Y esto es un desafío no solo para los adolescentes sino también para personas de todas las edades, propensos como somos a los impulsos irracionales y, en tantas ocasiones, absortos ante el bombardeo emocional de los mensajes de sufrimiento característicos de las canciones románticas.

Enlaces:

Psychology of music: Most popular songs portray insecure romantic attachment, study finds.
Love lies: A content analysis of romantic attachment style in popular music


1 comentario:

  1. Muy buenas, Blues Hendrix.

    El título citado en inglés enlaza al artículo en Sage Journals. La verdad que es solo un extracto y para acceder al texto completo se requiere suscripción de pago. En todo caso, el blog PsyPost proporciona un resumen del estudio en este artículo que es suficiente para el propósito de mi entrada: "Psychology of music: Most popular songs portray insecure romantic attachment, study finds". Lo añado a la entrada.

    Te agradezco la sugerencia de plantear preguntas, ya que, al fin y al cabo, es ese trasfondo personal el que motiva la lectura sobre el tema. Lo más inmediato para nosotros en este contexto es la compañía que la música nos brinda en momentos difíciles o especialmente sensibles. Es básicamente lo que nos conduce a ella. Sin embargo, también es cierto que esas canciones reflejan patrones que interiorizamos con facilidad y que moldean nuestro modo de ver las relaciones. En ese sentido estoy de acuerdo con los resultados del estudio. Así, hoy en día nos llevamos las manos a la cabeza cuando sale a colación alguna canción que evidencia patrones en este momento inasumibles en relación con los roles de género o el consentimiento, por ejemplo. Incluso uno mismo puede ruborizarse al recordar que, de adolescente, pudo conmoverse por temas que hoy reconoce como ridículamente artificiales y sensibleros. En mi caso, me intereso por los cambios de perspectivas, a veces rescatando temas desfasados que, hasta cierto punto y en determinados contextos, pueden tener su gracia kitsch. Así, veo bien estar al tanto de lo que nos ofrecen, pero sin llegar a una visión estrictamente educativa de la música.

    Personalmente, diferenciaría entre la música que me llegó a través de los medios, más volátil y circunstancial, y aquella de los discos que nos prestábamos entre amigos y teníamos en casa. Aquí incluiría muchos clásicos que sigo valorando tanto como en aquella época. Supongo que cuando un tema es inspirado y se construye de forma sólida, apunta a emociones más universales y trasciende barreras individuales y culturales.

    Muchas gracias por tu comentario.

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